Te escribo.

Te escribo porque las palabras tienen una sensibilidad en el papel que no tienen en la boca al ser dichas. Pues escritas con la suavidad y delicadeza que le proporciona la pluma, tu le puedes dar la entonación que más te guste y el sentido que te apetezca. Hay palabras que tienen más sentido escritas que el que adquieren al decirlas.

Te escribo porque no sé decirte estas cosas de otra manera y porque en cada letra escrita sobre el papel, fluctúa un río de sentimientos retenidos que se canalizan cuando mi mano empuña la pluma y se une a ella. Como quién se aferra a algo que no quiere dejar ir.

Porque cuando salen de la boca, corren el peligro de que el viento pueda llevárselas. Pero en el papel... el papel conserva la esencia del escritor durante toda la vida que el tiempo le conceda.

Eso es lo que quiero yo. Darte palabras en papel, escritas de mi puño y letra,

 para que no se borren,

para que no se pierdan,

para que las tengas,

y las guardes bajo llave,
para que las leas una y 
otra vez,

para que lo sepas.

Para que sepas que cada una de ellas grita tu nombre, mientras mi voz se queda callada.

Aprendo de ti.

                                 

Pienso. Pienso que la vida puede ser tormentosa a veces, pero maravillosa también. Y sonrío. Sonrío como lo hace un niño, con la misma inocencia. Y Sueño. Sueño con colores que inundan el cielo, sueño que me coges la mano y la aprietas fuerte. Y siento. Siento que te tengo cerca, que me llenas de vida, como lo hace el nacimiento del río que recorre bravío la montaña hasta llegar a la llanura y va dejando a su paso el verde del campo y los colores de la Primavera. Y aprendo. Aprendo de tus pasos, aprendo de tus gestos, aprendo de tí. Y quiero. Quiero que no me dejes, quiero que te quedes cerca, para seguir disfrutando de tu presencia y de tus ojos color café. Nunca pensé que unos ojos pudiesen ser mi aprendiz, la ventana a la verdad; a la experiencia que sólo da el tiempo. 

Una taza de café y un dulce, por favor.

Las palabras son como el café. A veces desaparecen mezcladas con los pensamientos y otras muchas, se depositan en el fondo como posos de café, que sólo te das cuenta de que están ahí cuando ya te has terminado la taza.

Los besos son como el dulce que acompaña a la taza de café. Un café sólo, no dice nada pero acompañado de un dulce recién hecho hacen del desayuno la mejor comida del día.

Y la vida es el momento en el que decides besayunar.

Algo empieza a nacer.

— He pasado más de mil noches al otro lado del mundo, trabajando duro por un futuro en el que tú estabas incluido, esperando poder regresar y empezar nuestro camino. — le decía  mientras la rabia le recorría el cuerpo.

— Olivia, las cosas no son tan fáciles. Han pasado muchas cosas desde que cogiste ese avión persiguiendo tu sueño. Y yo me quedé aquí, con mi sueño abatido, con media vida al otro lado del charco, y otra media intentando avanzar. ¿Crees que podría esperarte toda mi vida? No creo que nadie pueda esperar tanto tiempo.
— Yo te estuve esperando desde que cogí ese avión. Tenía la esperanza de que lo cogieras conmigo, me apretarás la mano, me dijeras que no estaba sola y que todo saldría bien. Quizás buscarás allí tu sueño conmigo. Cuando eso no pasó, me quedé despierta cada noche esperando a que me llamaras y miraba cada día el buzón esperando encontrar una carta tuya, que nunca llegaba.
Y ¿me dices que nadie puede esperar tanto tiempo?.
 Yo te hubiese esperando todos los días, con todas sus noches. Porque cuando uno quiere, es capaz de vender hasta su alma.
...
 Hoy os dejo un fragmento de un proyecto que me tiene ilusionada y que poco a poco empieza a tener forma. No sé cuando lo terminaré, ni siquiera si se llegará a publicar o si seguirá este tema narrativo.
Pero estoy tan ilusionada que no he podido evitar publicar un fragmento. ¡Hay tanto que necesito contar!
y que algún día pueda ver la luz. Hasta entonces seguiré trabajando :).
Espero que esteis disfrutando de este Domingo. 
¡¡Os animo a que me dejéis vuestra opinión en los comentarios!!
Un beso.

Porque la vida necesita personas valientes.

La persona más valiente que conozco, tiene nombre y apellidos. Le he visto luchar por lo que creía, a pesar de todos los obstáculos que la vida le interpuso, sin perder siquiera el sentido del humor. Le he visto caer y levantarse, sin pestañear. El ser humano tiene tendencia a perderse de vez en cuando, a cuestionarse y a olvidar su esencia. Pero déjame que te diga una cosa:

La LUCHA (sobre todo si es con uno mismo) es la guerra más dura que existe. Te hará desfallecer cuando ya no te queden fuerzas para intentarlo, te hará encontrarte a ti mismo cuando menos te lo esperes, hará que tires la toalla cuando creas que no puedes más. Pero al final cuando todo termine, te dará el mayor regalo que se puede recibir, la satisfacción interna y propia de haber llegado donde querías estar.

Tu nobleza te hace diferente. Tu lucha, valiente. Nunca dudes de ti mismo, ni tampoco te permitas la derrota. No te cuestiones hasta donde eres capaz de llegar, sólo avanza con decisión. Porque sé que llegarás tan lejos que ni los que ahora te retienen podrán alcanzarte.

"No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición. Ellos ya saben de algún modo en qué quieres convertirte realmente. Todo lo demás es secundario" Steve Jobs.

Alegría.

©AlbaDíaz2015

Alegría es aquello que no tiene una forma específica, pero que consigue convertirse en todo. Que no tiene nombre, pero siempre viene en compañía de uno. Que no tiene boca para hablar, pero dice todo aquello que hemos sido. Aquello que sin ser real, adquiere vida propia.

Alegría es oír tu nombre susurrado en el viento, es sentirte cerca, sin siquiera estarlo.

Alegría es hacer las maletas, coger un avión, montarte en un tren o ver y oler el mar.

Alegría son los días soleados y las tardes de Domingo. Es despertarme a tu lado.

Alegría es el sabor de una piel a sal, unos pies en la arena y un pelo revuelto.

Alegría es el roce de tus manos y el olor de las flores en primavera. 

Alegría es ver atardecer y terminar amaneciendo contigo.

Alegría es un abrazo cálido. Es una mano amiga.

Alegría es esa palabra de 7 letras con un poder subestimado.

Te miro todas las noches.

Uniré la distancia que nos separa para tenerte más cerca cada día. 

Construiré una escalera hasta llegar a rozarte y cuando esté a punto 

de tocarte, me alejaré de ti. 

Porque prefiero mirar como brillas desde

 la distancia a perder tu luz en la oscuridad de mis noches.