Las palabras son como el café. A veces desaparecen mezcladas con los pensamientos y otras muchas, se depositan en el fondo como posos de café, que sólo te das cuenta de que están ahí cuando ya te has terminado la taza.
Los besos son como el dulce que acompaña a la taza de café. Un café sólo, no dice nada pero acompañado de un dulce recién hecho hacen del desayuno la mejor comida del día.
Y la vida es el momento en el que decides besayunar.
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