"Todos vivimos nuestro propio cuento, que es la vida".

sábado, 7 de marzo de 2015

Su rubor.



Decían que tenía la habilidad de ver el futuro. Pero no hacía falta ser sabio para mirarla a los ojos y saber que su destino estaba escrito a su lado.

Cada suspiro era por ella, añoraba su largo cabello dorado al Sol, su sonrisa y su risa, sus manos de porcelana y su rubor en las mejillas. Sabía que no había nadie que pudiese asemejarse a ella.

Se pensaron cada día, cada hora.
Se miraron fijamente hasta el amanecer.
Se quisieron al momento.
Se sintieron por primera vez.
Y Quisieron quedarse a vivir el uno en el otro toda la vida.

Porque no hay medias naranjas que puedan formar naranjas enteras ni medios limones que puedan dar limonada. 

Le cogió de la mano y prometió no soltarla nunca, ser su luz en su camino y su amigo en la soledad; y es que lo llevaban escrito a quemarropa... porque la vida es una, y ellos, lo sabían bien.


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